Vocación Trinitaria

GÓZATE QUE NUESTRO PADRE POSÓ SU MIRADA SOBRE GUATEMALA, PORQUE DE ESTE PUNTO IRRADIARÁ SU LUZ AL MUNDO ENTERO.

Guatemala, tierra bendecida por Dios.

Guatemala en el istmo de Centroamérica uniendo las Américas.

Guatemala, pedazo de tierra sin igual.

Guatemala, de eterna primavera, pintada con pinceles mágicos, perfumada con aroma de jazmín heliotropo, madreselva, azucenas, azahares y violetas.

Guatemala, con bosques entretejidos de pinos, pinabetes, nogales, ceibas y cuántas especies más.

Guatemala, que recibe el rocío como bendición matutina, y deja ver en los bosques fríos, en las montañas, la blancura por excelencia escondiendo en su interior una monjita, con sus manos juntas orando desde la cumbre por los que abajo trabajan día a día; nuestra Monja Blanca.

Guatemala, altiva con su cadena volcánica, que se destaca y deja ver de cuando en cuando el torbellino acumulado en las entrañas de la Tierra.

Guatemala, la de límpido cielo, que nos entrega en cada aurora y cada crepúsculo las pinturas salidas de las manos del hacedor de todas las cosas. 

Esta Guatemala bendita desde siempre, recibe una bendición más, pues nuestro Padre Dios la ha elegido para fundar su Obra, esa Obra única que es de Dios para los hombres, para todos sin distinción.

Guatemala, la fértil, ha sido elegida para fundar la Obra del Padre.

Guatemala, cierra tus ojos, ¡Regocíjate!, que en tus entrañas sentirás esa Luz, que de lo alto viene y te envuelve con todas tus criaturas. 

Guatemala, ¡Inclínate!, pues tu creador, tu dueño, viene a hacer su morada aquí para irradiar su Luz al mundo entero.

Guatemala, eleva himnos de alabanza, de acción de gracias, pues esta gracia tan grande la recibimos todos por igual, hasta el polvo de nuestros antepasados, en el sepulcro se regocijará. 

Qué dicha la nuestra, porque nuestro padre Dios creó a nuestra Guatemala y todo en ella le pareció bien.


Paz, Gracia y Unidad 

Hermanos, Colaboradores, Hijas e Hijos todos.

Ahora estamos en este acontecimiento, para nosotros muy grande, el día de la Vocación Trinitaria. El Señor es grande, el Señor es maravilloso, y por eso todos unidos digamos:

Te saludamos Trinidad Santísima en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

“Yo estoy con vosotros y vosotros estáis Conmigo.”  

Ese fue el primer mensaje que el Señor nos dio. Ahora, este 12 de agosto del año 2020, cumplimos 45 años de estar bajo la sombra del Altísimo; es toda una vida. En el año 1975, fue cuando Jesús rompió el silencio diciendo, “Yo estoy con vosotros y vosotros estáis Conmigo.” Fue en ese momento cuando nuestro padre plantó la Semilla Trinitaria que Jesús y María han cuidado desde ese instante. En este caminar, cuántas veces parecía que era difícil que esa Semilla fuera a germinar, pero con fe y esperanza, orando, seguimos con paso firme. Cuánto ha pasado, mucho se ha caminado, han habido tramos del camino fáciles, otros muy difíciles, en otros hubo que pararse, pero luego continuamos con la certeza que caminábamos en el único camino Verdad y Vida, que es Jesús, y así hemos llegado hasta el día de hoy, 12 de agosto, día de la Vocación Trinitaria. Este día fue el llamado de Dios a conocerle como Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

Este el objetivo principal de la Obra: Que todos conozcamos a nuestro Padre, que amándonos tanto a nosotros entregó a su Hijo, para que todo aquel que crea en Él tenga vida eterna. Aquí conocemos al Hijo, obediente a la voluntad del Padre, que vertió su Sangre para salvar a la humanidad, para salvarnos a nosotros. El Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo, el mismo que mora en cada uno de nosotros desde el día de nuestro Bautismo.

Vocación Trinitaria, que nos lleva a tener nuestro encuentro personal con las Tres Divinas Personas. 

Vocación Trinitaria, sentirse cubierto con la sombra del Altísimo. 

Vocación Trinitaria, sentir amor por Dios y por los hombres; tarea difícil de amar a los hombres, cada persona es diferente, pero nosotros como Trinitarios tenemos que aprender a amar como Dios ama sin distinción. 

Vocación Trinitaria, a estar dispuestos a todo por el Todo. Debemos pedir fortaleza para pasar todo lo que haya que pasar, para defender su Obra, la Santa Iglesia y nuestros principios. 

Vocación Trinitaria, estar dispuestos a servir a nuestros hermanos como Jesús nos ha enseñado. 

Nuestra Madre María nos enseña a hacer lo que a nuestro Padre le agrada, humildes, sencillos, obedientes, generosos, dulces, silenciosos, bondadosos, dignos. Celebramos este aniversario haciendo un propósito de revisar nuestro caminar que sabemos que es un valle de lágrimas, pero que en ningún momento estamos solos; con nosotros están Jesús y María. 

Este cantito me lo dieron de lo alto, lo podemos hacer oración para ser dóciles al querer de Dios:

Soy barro entre tus manos, no digo nada.

Transfórmame en un vaso nuevo. 

(Repetirlo dos veces).

Debemos de sentirnos dichosos de ser miembros de la Obra del Padre, y por eso quiero que sepáis lo que sois. Cada uno de vosotros hermanos Trinitarios Consagrados y Colaboradores, como miembros de la Comunidad Trinitaria, sois una antorcha que la Santísima Trinidad encendió en cada uno de vosotros, para que cada uno de los que reciben la Semilla Trinitaria de vuestras manos, el hondón de sus almas iluminado quede y así se sientan lo que son: hijos de Dios. Debéis de sentiros felices, cumplir vuestra tarea, tarea de amar, tarea de iluminar, tarea que da gozo y paz a quien lo recibe y a quien lo da.

Demos gracias al Señor por todo este momento y gocémonos de esta gran fiesta, que nuestro Padre, al romper el silencio, unió el Cielo con la Tierra. 

Inclinémonos ante la Trinidad Santa para recibir su luz, su amor, su misericordia, todo cuanto Él sabe que necesitamos y recibamos su Santa Bendición. Recibámosla en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hermanos, Dios está con nosotros, sea Bendito por siempre. Amén.


Dios te espera, Dios te ama.