Novena a la Virgen de Lourdes

  1. Señal de la Cruz.
  2. Acto de contrición (Señor mío Jesucristo…)

Oración para todos los días:

Oh bellísima María, Hija predilecta del Eterno, Madre sin mancilla del Verbo, esposa dilectísima del Espíritu Santo. Amparo del infeliz, consuelo y alivio de la raza humana; por aquella dulce solicitud con que os aparecisteis a Bernardita, para demostrarnos una vez más vuestra bondad, aun en medio de nuestros pecados, y para significarnos que nuestra culpas os inspiran compasión: por esa especial predilección, que me alienta a invocaros, concededme lo que os pido: (Petición) Mi alma no es pura para obligaros a que me protejáis, pero la vuestra es compasiva y no ve en mi ruego la dignidad sino la inmensa necesidad. Os imploro por los títulos de Madre, Bienhechora y Corredentora de la humanidad. Amén.

Se rezan tres Salves, una por el triunfo de la fe, otra por la conversión de los pecadores y otra para que alcancemos la unidad con Dios y los hombres entre sí.


Día Primero: 

Petición:

Oh María, por nuestras amorosas súplicas y por las lágrimas que derramasteis en vuestra vida mortal, os pido libres del contagio de la culpa a los limpios corazones.

Oración:

Oh amorosísima  Virgen de Lourdes, dechado de ardiente caridad: yo, esclava vuestra, os presento mis oraciones, con los méritos del coro de los ángeles, con los padecimientos de los mártires, con el fervor de los confesores, con la fortaleza de las vírgenes y con las angustias de todos los mortales. Aceptadlas Madre Nuestra, y dejad ver al Santo Padre los días de unidad que vuestro Hijo prometió a su esposa la Iglesia. Alcanzadnos el perdón de Dios, traed de nuevo a nuestro suelo la piedad y buenas costumbres, inspirad un temor santo a todos los cristianos.  No nos neguéis estas gracias por vuestra Inmaculada Concepción. Amén.


Día Segundo: 

Petición:

Oh María Santísima preservad de todos los males espirituales y temporales a los que a vos se acogen con fe viva y esperanza firme, Amén.

Oración:

Oh dulcísima María, nuestro único sostén, os ofrezco en unión de los ángeles los merecimientos santos de los Apóstoles, el celo de los ministros santos de tu Hijo, las angustias de los cautivos, las lágrimas de todos los desgraciados y nuestras ardientes súplicas, para que miréis con los ojos de clemencia a la pobre humanidad.

Bien sabéis cuántos peligrosos lazos nos tiende por doquier nuestro  mortal enemigo, no permitáis que caigamos más en ellos. Librad con vuestro brazo poderoso a todos los que están próximos a sucumbir. Defended a la infancia de los perversos directores. Convertid a los enemigos de la Santa Iglesia,  y sálvanos a todos los que en Vos esperamos. Amén.


Día Tercero: 

Petición:

Nuestra Señora de Lourdes dignaos oír nuestros ruegos por la sangre que derramó tu sacrosanto Hijo y haced que experimentemos su misericordia. Amén.

Oración:

Dulcísima María, Madre de Dios, modelo perfectísimo de todas las virtudes, protectora de los mortales, alivio y consuelo del alma agobiada. Recibe mis oraciones con los méritos de los Principados, con las suplicas de toda la Iglesia y con los consuelos que experimentan los justos, os pido por esto la  conversión de los pecadores. Amén.


Día Cuarto: 

Petición:

Oh Nuestra Señora de Lourdes, oye nuestras plegarias por tus acerbos dolores. Amén.

Oración:

Oh Madre llena de piedad, volved vuestros ojos compasivos hacia nuestros  hijos, acordaos de aquel memorable instante en que vuestro inocente Hijo, sacrificado en el madero santo, instituyó vuestra maternidad para todos nosotros. Os ofrezco las oraciones de las almas puras en unión del coro de las Potestades, de las penitencias y lágrimas de todos los Santos, en especial de las de San Pedro y Santa Magdalena, y por todo esto suplico tengáis piedad de los  pobres agonizantes, sacadlos de esta vida con santa resignación y llevadlos a la patria celestial. Amén.


Día Quinto: 

Petición:

Virgen Santísima de Lourdes, dulcísima María haced que experimentemos  por vuestras grandes misericordias, vuestra protección, Amén.

Oración:

Oh soberana Virgen María; áncora de salvación del infeliz pecador, gloria anticipada del justo, modelo, el más perfecto de todas las virtudes, espejo sin mancilla de celestial pureza, recibid mis ardientes oraciones, unidas al coro de las virtudes y con el amor en que serán abrasadas todas las almas justas y santos del cielo y dignaos por esto que os presento, compadeceros de los pobres perseguidos y conservad a los justos en el temor santo de Dios. Amén.


Día Sexto: 

Petición:

Misericordiosísima Virgen de Lourdes, tened compasión de nosotros, por los dolores que sufristeis al pie de la cruz, Amén.

Oración:

Oh Reina del cielo y de la tierra, Divina Madre de Dios. Hermosa Ester, exceptuada del común castigo y privilegiada por el verdadero y Divino Dios. Haced partícipes de vuestras prerrogativas a todos vuestros desventurados hijos. Madre mía os ofrezco humildemente mis oraciones, con el coro de las Dominaciones y con las virtudes de todos los escogidos, con las amargas soledades  y tribulaciones de todos los perseguidos por la justicia y santo celo. También las uno a todos los actos de la tierra, en toda hora y en cualquier lugar. Aceptadlas con las penas que experimentan los hombres y que presento, oíd benigna, la súplica que constantemente elevo hacia Vos, por las almas justas que sufren lejos de su nativo suelo; iluminad el entendimiento a todos los que desgracia propagan ideas contrarias a la fe. Amén.


Día Séptimo: 

Petición:

Oh Madre nuestra protectora, ved las necesidades que afligen a la Iglesia, remediadlas con vuestro poder. Amén.

Oración:

Oh amantísima Virgen María, auxilio del cristiano, consuelo del afligido, puerto seguro del náufrago. Atended a mi petición, que va unida con las altas virtudes y méritos del coro de los Tronos, con las acciones de la gracia que continuamente tributan al Señor, con el mérito de la conformidad de los que sufren santamente resignados y junto con las adoraciones de las almas buenas. No desatendáis mis ruegos, poderosísima María y ved con amorosos ojos a todos los pecadores obstinados, iluminadles el entendimiento y traedlos a la amistad y gracia de Dios. Amén.


Día Octavo: 

Petición:

Oh Madre, Maestra y guía, mirad a todos tus hijos divididos y sin amor, por la ternura de tu Majestad Divina concédenos la unidad de la familia, que tenga su centro en Dios. Amén.

Oración:

Oración: Oh Inmaculada Madre de Dios aurora bella que nos anunciasteis el Sol Divino. Qué consuelo, qué júbilo, inunda mi alma al consideraros tan pura, tan limpia, tan hermosa y al mismo tiempo tan compasiva, esto es lo que me inspira  atrevimiento para imploraros y para más interesaros me uno a los Querubines, a los Profetas, a los Apóstoles, a todos los Patriarcas de la antigua ley, por lo que ellos hicieron agradables a Dios, dignaos, ¡Oh María! socorred a todo los pobres y desvalidos, a aquellos seres que abate la desgracia, que por su miseria se ven expuestos a olvidar los deberes de la fe. En especial os ruego miréis piadosa a las almas del purgatorio, no permitáis que giman por más tiempo separadas de Dios. Amén.


Día Noveno: 

Petición:

Amantísima Madre, Virgencita de  Lourdes, Reina y Madre de la “Comunidad Trinitaria”, velad por nosotros que recurrimos a Vos. Amén.

Oración:

Santísima Madre, consuelo y esperanza nuestra, vengo al final de esta novena a presentaros mis plegarias con el amor ardiente de los Serafines, y de coros de bienaventurados, con todas las almas justas y virtuosas qua ha habido y habrá sobre la tierra,  unidas al poderosísimo amor vuestro y a todas las amarguras que pasasteis y lágrimas que derramasteis en vuestra vida mortal, por todo os pido libréis del mal a todas  las almas que se han distinguido por su virtud, celo y devoción, que bendigáis ésta Diócesis, a su prelado  y a todos los fieles, os pido también por los incrédulos para que los iluminéis.

Convertid a todas las sectas separadas de la fe verdadera. Os encomiendo Madre Santísima muy particularmente a todos los que se han encomendado a nuestras  oraciones, socorredlos en todas las necesidades. No olvidéis a aquellos que sufren lejos de la familia.

Y a mí y a todos los Miembros y Colaboradores de la Comunidad Trinitaria, dadnos vuestra gracia para servirle y servir a Dios Trino en esta vida y después gozaros en la eterna patria.

Oh Consuelo de los afligidos, auxilio de los cristianos, sublime esperanza de los desamparados, alcanzad el perdón, la paz y la gracia a nuestro pueblo. Amén.


Oración Final:

Nuestra Señora de Lourdes, tan fecunda en milagros, salvad de esta Manera a quienes necesitan de tu auxilio: a nuestro Santo Padre el Papa…, a nuestra patria…, a nuestro Obispo…, Haz descender  sobre nosotros el espíritu de la fe, esperanza y caridad.

Nosotros creemos en la verdad de tus apariciones, por el poder sin límites de que te ha revertido tu Hijo y por esto nos dirigimos a Ti. ¡Sálvanos!

  • Señor, ten piedad de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros

  • Cristo, ten piedad de nosotros

Cristo, ten piedad de nosotros

  • Señor, ten piedad de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros

  • Cristo, óyenos,

Cristo, óyenos,

  • Cristo, escúchanos

Cristo, escúchanos.

  • Dios Padre Celestial

ten piedad de nosotros.

  • Dios hijo Redentor del mundo

ten piedad de nosotros.

  • Dios Espíritu Santo

ten piedad de nosotros.

  • Trinidad Santa un solo Dios

ten piedad de nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes, supremos modelo de toda la maternidad.

Ruega por nosotros.

  • Madre que tanto has sufrido.

Ruega por nosotros.

  • Madre pobre sin asilo.

Ruega por nosotros.

  • Madre que llevas por los caminos al fruto de tus entrañas.

Ruega por nosotros.

  • Madre que no hallaste para recibir a tu hijo y tu Dios, otra guarida que una gruta salvaje, y otra que un pesebre.

Ruega por nosotros.

  • Madre que has proclamado: “Yo Soy la inmaculada Concepción”.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que te apareciste a una humilde campesina para enseñarnos la humildad.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que te revestiste de una túnica blanca para enseñarnos la pureza.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que llevaste una franja azul para enseñarnos el cielo.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que caminabas sobre rosas para demostrarnos los sufrimientos que debemos apurar para merecer el cielo.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que llevabas un rosario para compelernos a la oración.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que tenías juntas las manos y los ojos elevados al cielo para compelernos a la penitencia.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que eres estrella de la esperanza.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que salvarás a Roma y a nuestro Santo Padre el Papa.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que salvarás a Guatemala.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que intercederás por nosotros cerca del Sagrado Corazón de Jesús.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que fortificáis a los Sacerdotes.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que curas las dolencias.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes que eres salud de los enfermos.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes refugios de los pecadores.

Ruega por nosotros.

  • Nuestra señora de Lourdes consoladora de los afligidos.

Ruega por nosotros.

  • Oh señora de Lourdes, concebida sin pecado, ruega por nosotros que acudimos a Ti.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, dadnos la paz.


Plegaria:

Madre mía, dulce Virgen de Lourdes, acuérdate de mí.

  • Cuando ruegue a los pies de tu milagrosa imagen, cuando me transporte con el pensamiento a tu bendito santuario.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • Fuente inagotable de amor divino, cuando sediento me acuerdo de tí para amar más a mi Dios.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • Cuando venga a pedirte por la Iglesia y por mi patria, por los pecadores y por los que me son queridos.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • Cuando venga a decirte mis dolores, a contarte mis penas y a derramar a tus plantas lágrimas al recuerdo de mis parientes y amigos que sufren o que están lejos de los que amo, de aquellos que la muerte me ha separado, Madre buena y compasiva.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • Cuando afligida por haber ofendido a Dios, me acerque a la reconciliación para obtener el perdón de mis faltas.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • Cuando tenga la dicha de recibir en mi pecho el pan de los Ángeles, el Verbo Encarnado de tus purísimas entrañas.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • En todos los momentos de mi vida.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

  • En mi última agonía, en ese terrible paso del tiempo a la eternidad, tú que eres mi esperanza.

Madre mía, de Lourdes, acuérdate de mí.

Haz que en el cielo un día, mi buena Madre, Virgen Inmaculada, pueda amarte y bendecirte agradeciéndote eternamente que te hayas acordado de mí. Amén.

Virgencita de Lourdes, Reina y Madre de la Comunidad Trinitaria y de todos los hombres,

¡Velad por nosotros que recurrimos a Vos! Amén.


Dios te Espera, Dios te Ama.