Oración de Unión

ORACION DE UNION
CON LOS ENVIADOS DE DIOS TRINO A LA SIEMBRA POR EL MUNDO DE LA SEMILLA DEL
REGALO DEL AMOR DE DIOS
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La Comunidad Trinitaria es un instituto religioso de Derecho Diocesano cuyo fin es hacer vivir la experiencia personal de la presencia de la Santísima Trinidad en el alma y promover la unidad de cada hombre con Dios y entre sí, reactivando en ellos la gracia recibida con el bautismo.  Realiza su misión apostólica a través de la oración personal y comunitaria, por medio de la cual hace entrega del “Regalo del Amor de Dios”,  a toda persona sin distinción.

La comunidad venera e invoca a la purísima Virgen María, bajo el  título de “Inmaculada de Lourdes”, esto por petición de nuestra Madre a Jesús: “Mi Madre quiere ser la patrona de mi casa bajo el nombre de Virgen de Lourdes”.  (Revelación privada, Comunidad Trinitaria).

Toda persona que habiendo recibido la experiencia del “Regalo del Amor de Dios” desee colaborar con la expansión del mismo para la salvación de la humanidad, puede participar de los apostolados de la Comunidad Trinitaria. Uno de ellos es el apostolado de la “Oración de unión con los enviados de Dios Trino a la siembra por el mundo de la semilla del “Regalo del Amor de Dios”, que se realiza durante las veinticuatro horas del día y consiste en elevar a la Santísima Trinidad, la oración que contiene la presente página, meditándola durante media hora diaria”. Esta oración es para sostener dicho apostolado.

INVOCACIÓN
Toda oración y/o actividad de la Comunidad Trinitaria se inicia invocando a Dios Uno y Trino, a través de la señal de la Cruz, signo de nuestra salvación.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro.  En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.
Jesús, tú que por amor y obediencia fuiste elevado en la cruz, hoy te pedimos que en este momento tu sangre cubra la redondez de la tierra y en ella los marcados del Padre quedemos purificados, para que la tarea hecha y por hacer sea fructífera.  Por ello te pedimos el poder trinitario para renovar y enviar a quienes ya recibieron y pronto recibirán el Regalo de tu Amor.
Lo hacemos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.
¡Oh Dios, te lo pedimos por tu unidad!

REGALO DEL AMOR DE DIOS
Renovamos y enviamos a quienes ya recibieron y pronto recibirán el “Regalo del Amor de Dios”.   Aquí se hace propia la voluntad del Padre, experimentando el amor del Hijo, invocando la luz, guía y sabiduría del Espíritu Santo, siendo instrumentos para transmitir con fidelidad el mensaje de la unidad que el Padre Celestial nos ha confiado.

En comunión con la Comunidad Trinitaria, con nuestros hermanos colaboradores del cielo:  Santa Teresa de Ávila, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Hermano Pedro, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Clara; y nuestros hermanos colaboradores de la tierra, con cuantos han recibido el Regalo de tu Amor,  lo renovamos y enviamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.
¡Oh Dios, te lo pedimos por tu unidad!
Al invocar tu nombre Padre, pedimos que tu voluntad esté en nuestros hermanos y en nosotros, al mismo tiempo que te ofrecemos la voluntad de ellos y la nuestra.
Al invocar tu nombre Hijo, pedimos que tu amor esté en nuestros hermanos y en nosotros, al mismo tiempo que te ofrecemos el amor de ellos y el nuestro.
Al invocar tu nombre Espíritu Santo, pedimos que seas luz, guía y sabiduría de nuestros hermanos y de nosotros al mismo tiempo que te ofrecemos la obediencia de ellos y la nuestra.  Amén.
¡Oh Dios, te lo pedimos por tu unidad!
Ayúdanos y enséñanos Dios Uno y Trino a cumplir y respetar tus leyes y mandamientos y a buscar la gracia de los sacramentos que son fuente de vida y salvación.
Santísima Madre, Virgencita de Lourdes, cúbrenos con tu manto de pureza, misericordia y piedad, guárdanos de todo peligro, especialmente de pecar, que con tus cuidados la semilla depositada pronto germine y dé todas las flores y frutos que nuestro Padre espera.
Renovamos en nosotros y enviamos a nuestros hermanos y a las benditas almas del purgatorio  el don del gozo y la paz de Dios.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.
¡Oh Dios, te lo pedimos por tu unidad!

Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

SANTO

Hemos sido creados para conocer, amar y servir a Dios en esta vida y gozar de El eternamente, para alabarle y glorificarle.  Por esto nos unimos a la alabanza que todos los bienaventurados, sin cesar, realizan en el cielo: “Santo, Santo, Santo. . . (Ap. 4,8.)
Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.  Hosanna en el cielo.  Bendito el que viene en el nombre del Señor.  Hosanna en el cielo.  (Tres veces)

ORACION SACRIFICIAL

Con la oración sacrificial, la Comunidad Trinitaria y los colaboradores de esta obra del Padre, nos hacemos uno con Cristo en el Sacrificio Eucarístico, ofrecido sin interrupción en toda la tierra.
Padre, te ofrecemos el cuerpo y sangre de Jesucristo, nuestro Señor, que se ofrece en Santo Sacrificio en algún altar del mundo, uniéndonos a ti y al Espíritu Santo por medio de El, conforme a tu voluntad que nos ha llamado a colaborar contigo.  Gracias Padre.
En esta unión te presentamos las necesidades espirituales, físicas y materiales de toda la humanidad, las peticiones escritas, verbales, telefónicas, y las que te hacen en el silencio de su corazón, en tu casa y en el mundo entero, suplicando que proveas a cada hermano conforme tu santa voluntad lo que será para gloria tuya y bien de ellos.
Como miembros de la Comunidad Trinitaria, de oriente y occidente, femenina y masculina, y colaboradores, consagra a ti, Padre, nuestro ser, nuestra vida, nuestras obras que unidas a Cristo sean alabanza de tu gloria.  Recibe Padre lo mismo, tristeza o alegría, enfermedad o salud, cansancio o descanso, dolor, sufrimiento o bienestar, cuanto nos moleste o nos agrade, todo lo presentamos por Jesús y el Espíritu, unido al sacrificio eterno de la Nueva Alianza, en el Cuerpo y  Sangre de Cristo, para que tu gracia actúe en nosotros y llevemos tu mensaje a todos nuestros hermanos tal como lo hemos recibido de Ti.
Te lo ofrecemos por los miembros de la familia trinitaria, los bienhechores espirituales y materiales, nuestros proveedores, especialmente a los que se encuentran enfermos, los que están más lejos de tu amor y los que han sido llamados a tu presencia, pidiendo les bendigas con la abundancia de tus gracias espirituales y celestiales.
Depositamos en el cáliz y la patena a todos aquellos que han sido llamados a una vida consagrada a Ti, para que atiendan con generosidad y encaminen sus pasos al lugar que tú has dispuesto para ellos, especialmente te pedimos por todos los que están marcados para formar parte de tu Obra para que pronto lleguen y así la Comunidad Trinitaria pueda expandirse por el mundo entero llevando tu mensaje de amor y de unidad a todos los hombres.
Te ofrecemos el sacrificio de Cristo por todos los que han recibido la semilla de tu amor, para que pronto germine en ellos, por los que aún no la reciben para que sus corazones sean preparados a recibirla y prepares también el corazón de quienes tienen que sembrar el Regalo de tu Amor, para que la semilla sea depositada con fe y amor.
Recibe Padre, en todas la misas que hoy se celebran, las que se hayan celebrado en el ayer y celebren en el mañana, oblación de todo lo que hizo en las tierra y ahora te ofrece en el cielo, como cabeza de tu Iglesia, tu hijo Jesucristo, por la Iglesia, el Papa (N), los obispos, arzobispos, patriarcas, presbíteros, diáconos, guías espirituales, religiosos, misioneros, seglares, laicos comprometidos, grupos de oración, catequistas y todos los que de una u otra forma trabajan y colaboran con la Iglesia, llevando tu palabra y tu presencia a todos nuestros hermanos, bendíceles para que lo hagan con amor, justicia y verdad y así alcancen santidad y unidad.
En el cáliz y la patena depositamos a los gobernantes del mundo entero y en especial de nuestra patria, para que tu luz y tu justicia les guíe y acompañe en todos sus actos de gobierno, igual pedimos por todos los que ejercen la autoridad, desde los padres de familia hasta aquellos que gobiernan los estados y naciones, para que velen por el cumplimiento de tus leyes divinas, respeten la dignidad de personas de cada hombre y fomenten la adoración, alabanza y propagación de tu palabra y propicien la libertad de tu Iglesia.
Te lo ofrecemos por los hechores intelectuales y materiales de todos los actos de violencia, muerte y destrucción que se dan en el mundo, por lo degenerados, dementes, drogadictos, alcohólicos, por los que están deprimidos, los que están siendo tentados y por todos los que están cautivos de los vicios, pasiones y temores del mundo y de la carne, en el cuerpo o el espíritu, para que sean liberados por tu misericordia infinita en la sangre de Cristo.
Te lo ofrecemos por los menesterosos, los encarcelados, los hambrientos y sedientos, por los que no tienen techo, trabajo, vestido, por los peregrinos, exiliados y refugiados, por los que están enfermos en el alma, el cuerpo o la mente, los que han sido desahuciados, los que esperan un diagnóstico, por los inválidos y los minusválidos, por los secuestrados y torturados, por los presos y cuantos son víctimas de la violencia y el odio, para que la fe nunca les falte y tú seas su esperanza y aliento.
Por los niños y los jóvenes, especialmente los que han sido abandonados, por los huérfanos, los ancianos, las viudas y quienes no pueden valerse por sí mismos, para que les mostremos tu amor y la sociedad cumpla sus deberes respecto a ellos.
Por la unidad de la familia, la fidelidad en  los matrimonios, por la comprensión entre padres e hijos, por la inocencia y pureza de los niños, para que se desarrolle una sociedad sana en donde se respeten los valores morales y religiosos.
Unimos al sacrificio de Cristo los esfuerzos de todos los trabajadores, obreros, campesinos, profesionales, en especial los médicos y las enfermeras para que conscientes que hemos sido redimidos por su sangre, colaboremos con El en la construcción de un mundo mejor.
Depositamos en el cáliz y la patena a todos los que están en agonía, los que mueren en accidentes o víctimas de la violencia, el odio y el egoísmo del hombre, concédeles Padre un instante en que puedan arrepentirse y reconciliarse contigo y justificados por la sangre de Cristo sean acogidos en tu infinito amor misericordioso.  Por los que se encuentran en el lapso de purificación para que pronto lleguen a ver tu luz.
Te lo ofrecemos por los que han cerrado sus ojos y oídos a todo cuanto manda la Iglesia, los que te han olvidado, los que tienen poca fe, los que te niegan, los que no te conocen, para que hagas llegar a ellos tu palabra y quede en su corazón la inquietud de buscarte y conocerte.
Extiende Padre tu mano poderosa y pósala sobre nosotros, para que erradicado el desorden y el pecado, por tu misericordia unifiques nuestro cuerpo al de Jesús para que sea un solo cuerpo que se inmole para la salvación de la humanidad y uniendo nuestra sangre a la suya sea derramada una sola sangre para el perdón de los pecados de la humanidad y toda tu creación vuelva al orden de tu plan eterno, para que todos te adoremos y alabemos eternamente.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…

COMUNIÓN  ESPIRITUAL
Se hace la comunión espiritual y se recita el himno eucarístico para renovar la cena pascual, porque la Eucaristía es para nosotros el memorial de la muerte y resurrección del Señor.  Creemos que el pan y el vino consagrados por el sacerdote se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo glorioso, y es su presencia, verdadera, real y sustancial.  Siempre que nos alimentamos del cuerpo del Señor volvemos a experimentar a Jesús que perdona, que sane y que transforma corazones.
Oh Señor, que estás presente en la Eucaristía, os amo y deseo recibiros sacramentalmente.  Ya que esto no me es posible ahora, ven espiritualmente a mi corazón para que me purifique, abrase y transforme en Ti y para que me eleve a la plenitud de tu gracia y de tu amor.
(Pausa de silencio).

HIMNO EUCARÍSTICO
Que la lengua humana cante este misterio: la preciosa sangre y el precioso cuerpo, quien nació de Virgen, rey del universo, por salvar al mundo dio su sangre en precio.
Se entregó a nosotros, se nos dio naciendo de una casta Virgen; y  acabado el tiempo, tras haber sembrado la palabra al pueblo, coronó su obra con prodigio excelso.
Fue en la última cena –ágape fraterno-, tras comer la pascua según mandamiento, con sus propias manos repartió su cuerpo, lo entregó a los doce para su alimento.
La palabra es carne y hace carne y cuerpo con palabra suya, lo que fue pan nuestro.  Hace sangre el vino y, aunque no entendemos, basta fe, si existe corazón sincero.
Adorad postrados este sacramento.  Cesa el viejo rito, se establece el nuevo.  Dudan los sentidos y e entendimiento, que la fe lo supla con asentimiento.
Himnos de alabanza, bendición y obsequio, por igual la gloria y el poder y el reino, al eterno Padre,  con el Hijo eterno y el Divino Espíritu que procede de ellos.  Amén.

CREDO
Profesamos nuestra fe diciendo un credo en honor a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, para que cada día brille más el sello trinitario que llevamos en nuestro corazón.
Creo en Dios Padre, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, creo en Jesucristo su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.  Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato.  Fue crucificado, muerto y sepultado.  Bajó al infierno y al tercer día resucitó de entre los muertos, y subió a cielo y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y a muertos y su reino no tendrá fin.  Creo en el Espíritu Santo, en la Santa madre Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida futura.  Amén.

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Se hace la invocación a San Miguel Arcángel, para que por medio de su intercesión y el poder que Dios le ha conferido, nos defienda y proteja en la batalla contra las acechanzas del mal.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Serafines, que Dios nuestro Señor prepare nuestras almas para así recibir dignamente en nuestros corazones el fuego de la caridad perfecta.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Querubines, que Dios nuestro Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado y seguir el camino de la perfección cristiana.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Tronos, que Dios nuestro Señor derrame en nuestros corazones el verdadero y sincero espíritu de humildad.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de Dominaciones, que Dios nuestro Señor, nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras pasiones.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de Potestades, que Dios nuestro Señor, proteja nuestras almas contra las acechanzas del maligno.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de Virtudes, que Dios nuestro Señor, nos conserve de todo mal y no nos deje caer en la tentación.

Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Principados, que Dios nuestro Señor, se digne llenar nuestras almas con el verdadero espíritu de la obediencia.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Arcángeles, que Dios nuestro Señor, nos conceda la gracia de la perseverancia final en la fe y en las buenas obras y así nos lleve a la gloria del paraíso.
Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Ángeles, que Dios nuestro Señor, nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos durante nuestra vida mortal.

SALVE
En el plan de salvación del pueblo de Dios, no hay una sola gracia que descienda de la Trinidad a nuestras almas, sin pasar por las manos  mediadoras de María, por ello la invocamos con La Salve.
¡Dios te Salve! Reina y Madre de misericordia.  Vida, dulzura y esperanza nuestra.  ¡Dios te Salve!
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.  ¡EA pues! Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús: fruto bendito de tu vientre.  ¡OH clemente!, ¡OH piadosa!, ¡OH dulce Virgen María!  Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.  Amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Virgencita de Lourdes, reina y madre de la Comunidad Trinitaria y de todos los hombres, velad por nosotros que recurrimos a vos.

DIOS TE AMA, DIOS TE ESPERA

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
(17; 1-26)

La oración de Jesús

  1. Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti.
  2. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado.
  3. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo.
  4. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
  5. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese.
  6. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra.
  7. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti;
  8. porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.
  9. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos;
  10. y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos.
  11. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
  12. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.
  13. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.
  14. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo.
  15. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno.
  16. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
  17. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
  18. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo.
  19. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.
  20. No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí,
  21. para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
  22. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno:
  23. yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
  24. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo.
  25. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado.
  26. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»

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